domingo, 6 de octubre de 2013

"El Hereje", M. Delibes.

            Al principio no me enganchó mucho, no sólo por la época (siglo XVI), sino porque estaban en un viaje en un barco y me imaginaba las incomodidades, los piratas... Pero luego cuenta la vida de Ciprinao Salcedo, un hombre bajito, con mucha fuerza y mucho pelo por todo el cuerpo. Será un hidalgo comerciante de Valladolid y Burgos, relacionado con el mercado de la lana, marcado por la vida con su padre, que lo considera un parricida, pues su madre falleció al darle a luz. Una vida llena de luces y sombras muy bien contada. Me encanta la forma de escribir y la historia que cuenta.

             El título viene dado por la situación en aquella España entre los católicos y los erasmistas, a los que se les consideraba herejes. Cipriano es un hereje con principios que seguirá hasta el final. Hay una escena en la que se ha dado sepultura en el campo santo a una señora, pero al ser declarada culpable de herejía por el Tribunal de la Inquisición, la desentierran y queman en el fuego, con ataúd y todo.

              Otra anécdota que me hizo gracia fue la de su mujer. Una chica sin vello. Entonces no se llevaba lo del láser, y claro, a Cipriano se le hace raro que su mujer no tenga vello en ningún sitio. Igual que para su mujer es desagradable que él lo tenga en todas partes.

              Es curioso que siempre me la hayan recomendado y nunca he encontrado la motivación para hacerlo. Un fin de semana que pasamos en la zona de Valladolid por donde se desarrolla la historia, una visita a Valladolid, donde hay una exposición sobre "El Hereje", fue el detonante para leerla. Es muy bonito leer un libro y saber a los pueblos y villas a los que se refiere, situarlos en el mapa, saber por donde transcurre la obra. Como cuando lees alguna novela sobre Londres y lo conoces, vas con los personajes por las mismas calles, por los mismos barrios. Esto es lo que me ha pasado con esta novela.

              Muy recomendable, por la historia, por los personajes, por el vocabulario, por las expresiones utilizadas, tan sutiles, tan amables.
           

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