La ví en V.O.S. en una matinal y me encantó, no sólo la historia, sino también el personaje. Y es que Hortense Laboire (Catherine Frot) tiene una personalidad y un carácter del que te enamoras enseguida. Los prejuicios y las primeras impresiones son uno de los temas sobre los que gira la película. La dedicación a un trabajo que es vocacional, otro. Y todos reflejados en el personaje principal. La batalla entre la cocina general y la cocina del presidente, los obstáculos administrativos (burocracia), la devoción hacia lo que te gusta,... son muchos los matices de esta película francesa que se hace corta, aunque no sea larga (1h29m).
Hortense es un personaje que al espectador le gusta desde el principio y éste se pregunta por qué no ven en ella lo que él ve. Por qué su buen hacer profesional no sólo les sorprende al resto de personajes, sino que les horroriza y por ello la critican. Y ella no se amilana, de hecho, no entiende por qué reaccionan como lo hacen y el espectador se siente igual.
En definitiva, te hace preguntarte por qué mucha gente se molesta cuando haces tu trabajo, lo haces bien y te gusta. Cosa muy común hoy en día, desgraciadamente. Y es que, visto lo visto, no sólo pasa en España, debe ser una tara universal: la envidia.
Aviso: No respondo de esta reseña si la película se ve en versión doblada.
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